Opinión del doctor Luis Enrique Pereira Duarte
(ex Presidente de FACA y antiguo miembro del Consejo de la Magistratura).
Consejo de la Magistratura
Sobre la declaración de inconstitucionalidad de la ley 26.080 que debe dictar la Corte Suprema, referida a la representación en el Consejo de la Magistratura, en mi opinión, y como miembro del último Consejo integrado con la ley original, entiendo que si bien es necesaria, no es suficiente. Lo único que está en tratamiento de la Corte es el primer artículo de la ley, el que dispone el modo de integración del cuerpo. Eso deja vigente el resto del articulado. La Corte no se expedirá, por ejemplo, sobre el modo de elección de autoridades, integración de las comisiones, funcionamiento e integración del jurado de enjuiciamiento... Entiendo que lo correcto en este momento, como se propone con la ley de alquileres, es derogar en su totalidad la ley 26.080, para que quede vigente la norma anterior. Luego, con tiempo, los legisladores podrán analizar y consensuar una ley superadora de la originaria. Vale aclarar que la conformación y funcionamiento del Consejo, antes de la reforma, gozaba de un equilibrio de poderes y de una agilidad que perdió. Su desprestigio se inició con la ley 26.080 impulsada por la entonces senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner. Ley que, como pasó en otros ámbitos del Estado, tuvo el claro propósito de colonizar la Justicia.
Llama la atención que este tema de vital importancia para el sistema republicano, como lo destaca el editorial de La Nación del 28 de noviembre, no haya merecido el debate de los candidatos en la última elección. Creo que algún legislador debería hacer una propuesta como la indicada. Si bien es necesaria una mayoría especial para la derogación, con la nueva conformación de las cámaras esa mayoría podría lograrse.
Los políticos deberían tomar consciencia de que las mayorías no son permanentes, y quienes hoy dominan la integración del Consejo mañana podrían ser minoría. Sin duda la declaración de inconstitucionalidad por parte de la Corte contribuirá a esa toma de decisión tan necesaria.
Leyes como estas no deben pensarse para la coyuntura política, sino para perdurar en el tiempo.
L. Enrique Pereira Duarte