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La presentación del libro: “La hermandad de los astronautas” de Ricardo Gil Lavedra Vicepresidente del IDEL de FACA y Presidente del Colegio Público de Abogados de CABA.
Por Gabriela Inés Tozzini. Vicepresidente del IDEL FACA

En la inmensidad y majestuosidad del salón de actos de la Facultad de Derecho de la UBA el día 7 de diciembre del presente año tuvo lugar la presentación del libro del acápite.
Tuve el honor de asistir y vivirlo intensamente tal como consecuencia de la excelente dinámica del evento.
En ella se encontraba presente el autor, Ricardo Gil Lavedra quién fuera integrante del Tribunal que juzgó y condenó a las Juntas, a los altos mandos de las Fuerzas militares que cometieron en forma sistemática delitos de lesa humanidad en Argentina. Lo acompañaron los demás Jueces integrantes de dicho Tribunal Dres. Carlos Arslanian, Guillermo Ledesma, Jorge Valerga Aráoz si bien fueron siempre recordados Andrés D’Alessio y Jorge Edwin Torlasco.  
En ese marco, luego de la presentación del Decano de dicha Facultad, Dr. Leandro Vergara, tomó la palabra Juan Ignacio Boido, director de la editorial Sudamericana que publicó el libro y luego se inició el desarrollo del acto que fue dirigido por el periodista Carlos Pagni.
También fuimos espectadores de una proyección documental que exhibió partes del juicio a las Juntas en especial de los atroces relatos de los sobrevivientes, víctimas del terrorismo de estado de los acusados dejando una sensación escalofriante y también de alguno de los acusados como la de Emilio Massera de mayor brutalidad aún por su inescrupulosa y temeraria defensa. Sin embargo, frente a dolor por el horror conociendo el final se respiraba un aire de alivio frente a la recuperación de la vigencia de la ley y el estado de derecho
En ese marco el inicio lo hizo el autor Gil Lavedra, con su brillante oratoria explicando entre otras cuestiones el porqué del título de la obra, exaltando la importancia para ese hecho histórico de la figura del entonces presidente Raúl Alfonsín al afirmar que fue él quien hizo posible el juicio y destacando la indispensable y valiosísima labor de la CONADEP.
Pagni condujo con sus preguntas los relatos de los magistrados en especial, hurgando en los aspectos humanos y vivencias personales de los entrevistados. Así,  Gil Lavedra comentó los miedos frente a semejante desafío, se sinceró respecto de sus sentimientos, contó que habían llorado y, a veces, insultado durante el desarrollo del juicio. Se refirió a los comentarios de la época que circulaban acerca del juicio, al escaso tiempo en que se llevó a cabo el proceso sumado a las limitaciones materiales de la justicia en aquel momento. Y desnudó el juramento inquebrantable que habían hecho estos jóvenes jueces de lograr la unanimidad en el veredicto. La hermandad era absoluta y sin condiciones.
A continuación, se generó una interesante tertulia con preguntas y respuestas a cargo de estos Jueces, verdaderos astronautas -siguiendo la genialidad del autor- y respondiendo las preguntas de Pagni.
Al finalizar también se efectuaron comentarios críticos acerca del reciente film “Argentina 1985” por parte de cada uno de los Jueces como consecuencia de la pregunta del conductor.
En las palabras de cierre Gil Lavedra destacó la importancia del cumplimiento de la ley y del buen desempeño del Poder Judicial como sostén de la democracia.
En lo personal fue muy grato para mi poder estar presente en ese acto que fue más allá de lo que implica la presentación de un libro. Fue muy movilizador. En especial porque permitió recordar que se hizo justicia frente a tanto horror e impunidad. Que en Argentina el Poder Judicial ejerció plenamente sus funciones constitucionales y así, seis Jueces se aislaron de toda presión y condenaron con unanimidad la brutalidad, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, el actuar repugnante por parte del propio estado.
El mayestático salón de actos de la Facultad de Derecho de la UBA teniendo como fondo la impactante y solemne pintura del artista Antonio González Moreno, que con sus coloridos pinceles recrea en el enorme lienzo “La creación de la Universidad de Buenos Aires”, albergó el 7 de diciembre la conmovedora presentación del libro de Gil Lavedra que transcurrió como un canto a la vigencia de las instituciones, a la República y a la paz social.
Me encuentro ávida para tomar lectura de este libro que aún por su reciente aparición no me permitió sumergirme en sus páginas. Ya el comentario que hace al autor en la contratapa de la obra al referirse a los seis magistrados jóvenes que encabezaron el juicio a las Juntas en efecto, a él y a sus hermanos astronautas, me dispara un urgente abordaje.
Así, el autor, Ricardo Gil Lavedra  afirma: «Sabíamos que dependíamos de nosotros mismos, que nada ni nadie nos iba a ayudar. Éramos seis tipos muy distintos. Sin embargo, aun en esa diversidad teníamos las mismas convicciones sobre la justicia, sobre la necesidad de restaurar el estado de derecho, sobre la necesidad de asegurar la vigencia plena de la ley. Lo que siguió, el juicio, la sentencia, la amistad entrañable que se consolidó entre nosotros, fue la consecuencia de lo que pudimos hacer con lo que traíamos de nuestras propias historias, más la relación que construimos en aquellos días y para siempre. Detrás de los hechos históricos siempre hay explicaciones racionales: procesos, contextos, factores predecibles, las fuerzas de la Historia. Pero también está lo fortuito, lo humano. Las cosas que se producen misteriosamente en un momento dado, con las personas y sus circunstancias. Cuando, de algún modo, todos los planetas se alinean».

[1] Gil Lavedra, Ricardo, en contratapa fragmento del libro “La hermandad de los astronautas” Editorial Sudamericana, Argentina 2022.

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