Editorial
Desafiando la vergûenza
Por Ricardo J. Cornaglia.
La Repùblica Argentina, vive este año 2023, una experiencia democràtica intensa, que pone en juego su futuro como sociedad y naciòn cuando una crisis económica azota a la clase más humilde..
En circunstancias como éstas se aprecia la importancia de los Estados Sociales Constitucionales de Derecho. Otras naciones adoptan otros compromisos, pero ése es el nuestro. Y bien vale quebrar una lanza en su defensa.
El pacto básico de nuestra sociedad, es la base vincular de la misma.Y, está puesto a prueba en las elecciones, con su cuota de esperanzas necesarias, ante la frustración crìtica objetivamente comprobable en el ánimo generalizado de la población.
Es lógico que el pacto vincular se ponga en duda cuando la realidad nos confronta con la dignidad ultrajada. Pero no es a tontas y a locas que se pueda descartar el mismo. Aunque impulsa a ello el hambre de unos, la ignorancia de otros, la enfermedad mal tratada, el empleo escaso y mal remunerado, la inseguridad que cobra vidas, la inocencia de la niñez maltratada a la que no se le proyecta futuro alguno, la emigraciòn de los jóvenes afirmados en un epicureísmo que no está dispuesto a saldar la deuda ética de sus ancestros inmigrantes.
Pero en los Estados Sociales Constitucionales de Derecho esa duda solo sirve para construir cambios, cuando se ejercitan los instrumentos que la sabiduría de las normas imponen y están vigentes. Nuestra Constitución no es rígida, pero tampoco es un trapo de piso a tirar por inútil o gastado. No cabe improvisar a su costa o interpretaciones tramposas. Merece que se la trate con honradez, de buena fe, soportando las costas para contar con los beneficios. Aplicarla. No hacer de la gestión pública nada más que un servicio.
Si nuestra generación se ha tornado vergonzante de la argentinidad es lamentable. Pero no es razonable, ni admisible, que nuestra Constitución nos avergüence. Con sus más y sus menos es de lo mejor que los argentinos hemos construido en común, por medio del derecho, para alcanzar una sociedad justa.
Toda Constitución siempre en un vínculo presente construido en un pasado de dolor, para dar seguridades a un futuro mejor.
En la coyuntura de esta elección que culminará dentro de pocos días, tres posiciones políticas viven las fuerzas que se arrimaron al agonal final de la crisis socio económica, con un cambio que todos prometieron.
La opciòn oficialista, numéricamente hasta ahora ganadora en cuanto a lo que el cambio presidencial implica, propone continuidad en la experiencia de gestión, con mejore resultados hasta ahora no conseguidos, a partir de la consolidación de un liderazgo personal consolidado.
La opción opositora que llegó al trámite final, se manifiesta amante de la libertad conculcada y enemiga de la experiencia política de una corruptela, que representa un acabemos con todos los que se beneficiaron para constituir una casta.Es la experiencia del crecimiento acelerado de un liderazgo personal sicofante.
Paradójicamente, la suerte del que alcance el triunfo depende de la mayoría de los que se quedaron en el camino y que cumplan con el deber del votar-optar por el que consideren el mal menor. Son el fiel de la balanza. Un fiel que debe inclinarse por elegir a quienes se denunció como corruptos o a quien se sabe esgrime una ideología conservadora, al punto de ser reaccionaria, ante el modelo vincular del Estado Social de Derecho, sin haber propuesto hasta ahora su cambio legal.
Quienes son el fiel de la balanza deben a su vez optar ante la alternativa n que no se comparte o participar pese a su manifiesta disconformidad ideológica y no seguir ese consejo de un viejo filósofo: "ante la duda abstente".