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La experiencia de las mujeres en la gestión gremial, su incidencia en la construcción de poder en los colegios profesionales de la abogacía.  
Por Mirna Lozano Bosch

Un breve diagnóstico :

Como cualquier otro ámbito de actuaciòn organizacional  los colegios profesionales, no escapan a la tradición  histórica de priorizar estructuras que reproducen en cada elecciòn el liderazgo masculino, naturalizando la falta de  equidad en sus comisiones directivas, lo cierto es que  las mujeres tienen una gran representación en el padrón, tienen una fuerte presencia y participación en la vida interna de las organizaciones, las mujeres votan màs y ésto no siempre se condice con la equivalencia de tener equidad en la  asignación de cargos en la gestión y en lugares de poder,  pocas veces las mujeres son parte del  ejercicio de  toma real de decisiones en las estructuras.

La mujer se ha definido en la vida profesional como en cualquier otro ámbito laboral como un “trabajador” imperfecto, se le compara siempre desde el “andròs” masculino al considerar sus condiciones  profesionales en el trabajo. En el caso que tenga responsabilidades familiares se le atribuye como a cualquier mujer trabajadora la falta de libertad en la disponibilidad de su tiempo, pese a haber vencido las barreras universitarias,la vida profesional le depara la ausencia absoluta de règimenes de licencia con corresponsabilidad, - “ ya sos abogada vos podes sustituir institucionalmente estos cuidados”. - Cabe aclarar que los cuidados no solo están mirados desde las infancias sino desde la interdependencia social de los adultos mayores, personas con discapacidad, o a cargo que se sostienen humana y económicamente de forma cotidiana por las feminidades, incluso hoy se habla justamente de cuidar a quienes cuidan, cuidar desde parámetros de equidad y se visualiza un poco màs el valor económico no remunerado de esta tarea.
Frente a la participación concreta de las mujeres en la vida política colegial se hace un paralelo a lo que sería la vida gremial, los colegios existen para la defensa de la abogacía.
Los datos concretos son que egresan más mujeres que varones de la carrera de abogacìa  y votan más mujeres siempre en él padròn, es decir la vía asociativa para fines útiles y para la defensa de los intereses homogéneos de la abogacía para las mujeres es importante, sin embargo esto no tiene un correlato en los cargos de mayor decisiòn , la parte histórica de esta falta responde obvio  a modelos construidos por varones desde lo histórico y cultural de ahí que aún se sostenga al día de hoy estructuras masculinizadas de política y poder, incluso hay también una segregación horizontal conforme las ramas de ejercicio de la abogacìa que contribuye a tener líneas de acciòn  màs masculinizadas que otras, la típica experiencia las “mujeres hacen familia” los “varones penal, quiebras” por dar ejemplos , esta tendencia si bien es cierto se revierte paulatinamente con la mayor inserción de mujeres en ramas que eran muy masculinizadas aún mantienen lógicas de prácticas y reglas diseñadas por varones.

Como en cualquier otro ámbito político las  mujeres han estado infrarrepresentadas en los directorios, es una excepción encontrarles en presidencias, secretarías de directorio, relegadas generalmente a cuestiones como salas de violencia, comisiòn de género lo que en paralelo pasa en los sindicatos cuando se le destina a los lugares como la secretaria de la mujer y la familia,  se les asigna la tarea administrativa como ser secretaria de actas o tareas  académicas, por lo general ocupan  lugares donde quizá hay gran trabajo pero poca decisión política de peso.

La falta de representación en los espacios de poder real afectan la defensa de sus intereses homogéneos específicos que también estarán infrarepresentados,  lo que importará una desatención a sus demandas en equidad en el plan de acción o  la agenda de trabajo de la entidad .El ejemplo claro es que mientras nosotras ponemos un lactario, los varones se reservan las reuniones de poder en el Superior Tribunal para decidir la incidencia de nuestro actuar profesional.  
También hay que destacar que la abogacia en sí tiene muchos desafíos en torno a  sostener practicas igualitarias y de no discriminación, aclaro que la tensión esta sobre las practicas porque los derechos estan claramente vigentes en nuestro ordenamiento, incluso los mismos también norman las conductas preventivas y  la necesidad de mayores medidas positivas que deben ser resguardadas frente a la desventaja estructural. Es decir remover las barreras, establecer los mecanismos de equidad y rediseñar para evidenciar otra realidad.

Así como los derechos sociales del trabajo en lo gremial, los  derechos de las mujeres en cualquier ámbito también tienen un contenido en tensión permanente en la búsqueda de eficacia,  equidad y tutela efectiva. Las pretensiones de la abogacía litigante siempre necesitarán tambièn conducirse en lo gremial como el ejercicio de un contrapoder, lo que implica una permanente negociación y una continua gestión en torno a la búsqueda de sus objetivos de mejora, en esta gestiòn se pide la evidencia de la intervenciòn de las mujeres.

En este orden de ideas, tambièn hay otro grupo afectado en la infrarepresentaciòn de espacios de poder colegial, este colectivo es la juventud abogadil, si bien hay una  inserción temprana en la política profesional de jóvenes en la abogacía y tiene fuerte presencia en el padròn votante, es un colectivo con demandas propias ya que en lo general tienen altas desventajas en la  inserciòn profesional. Pero a diferencia de la juventud,  la mujer tiene consecuencias políticas directas disvaliosas por más tiempo, no solo en la temprana inserción sino en el mantenimiento y desarrollo de carrera.

La cuestiòn del poder y la negociaciòn
   
Bajo estas cuestiones cabe afirmar que  la gran mayoría de mujeres, en definitiva dadas las estructuras actuales, dado el tiempo que debe ser invertido, podría inferirse que les sale cara la participación política, que exige ejercicio de poder,  negociaciòn constante y tiempo  a lo que se le debería sumar la necesidad de mayor experiencia política, diversas formas de inhibición le  llevan muchas veces a las mujeres a  ceder en las negociaciones, en sentido aplacatorio, que importa un ceder para no romper, esto tiene mucho que ver con el silencio autoimpuesto, la auto postergación, la sacralización de los roles femeninos, la dependencia económica. Las cuestiones de género presentan condicionamientos que determinan muchas veces, más vulnerabilidad y menos recursos para enfrentar y gestionar los conflictos propios de las gestiones políticas, hay mandatos que seguimos reproduciendo las mujeres asociados a Ideal materno: al altruismo, incondicionalidad y abnegación, esto conlleva ciertos obstáculos con respecto a las negociaciones de interès que se necesitan en  estos espacios, pareciese que deberíamos copiar el patròn masculino de poder que incluso nos disocia, no tiene una correspondencia en nuestra realidad y nos sobreexige . Por lo que pocas veces puede sostenerse en el tiempo y no nos deja hacer red con otras mujeres. Porque si se copia ese patrón entre pares se termina en la misma hegemonía de  exclusividad y selectividad de fuerza, invisibilizando las necesidades como mujeres en sí como pares.

Hay una ética de reciprocidad, durante las negociaciones donde es muy  preciado ser muy consciente del valor en sí que se posee, en esto hay una cuestión concreta que funciona como detracción colectiva de las mujeres que es la necesidad de hacer, como se dijo ya,  más red con otras mujeres, un desafío profundo, entonces la cuestión de detentar , ejercer y  construir más poder implica empezar a hablar de relaciones de fuerza, hacer  negociaciones  y sostener propias políticas en lo que se co construye con la necesidad de instalar las demandas de la abogacía litigante en general.

La lógica del poder es la lógica de la decisión y de influir, de incidir  que no siempre en nosotras se condice con un poder de autoridad, las mujeres tenemos que hacer redes y obvio construir poder, trabajamos mucho por lo que nos importa. Muchas mujeres tienen un poder increíble para construir cuadros, nos toca siempre acompañar, hay que empezar a detentar nuestro propio poder, sólo así vamos a tener nuestras demandas en agenda. Valoro el trabajo de cada una, en este trayecto  porque se que si estamos aca hay cosas que nos importan prioritariamente entre otras en solidaridad. Si bien son momentos en muchos espacios de regresividad también,   ninguna ya es la misma, sabemos que la meta es clara buscamos equidad y paridad en todos los espacios. Muchas de nosotras tenemos un tiempo finito pero hay muchas que están en el camino institucional,  brindo porque las mujeres ocupen su lugar, nos toca la mitad, nada menos.
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