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Trabajando por una paridad efectiva y eficaz en las instituciones de la abogacía
Por María del Carmen Besteiro

Si bien el acceso paritario de las mujeres a los espacios de toma de decisión ha evolucionado notablemente en las últimas décadas, estos progresos no han sido suficientes para garantizar la igualdad de derechos, oportunidades y trato.  
La discriminación contra la mujer, ostensible o sutil, sigue siendo una constante. Perforar el techo de cristal sigue siendo una meta inalcanzable en muchos espacios.  En este contexto, las instituciones de la abogacía y el Poder Judicial no logran escapar a esta lógica ni presentarse como una excepción.
En las jornadas 2021 dijimos que ese era un encuentro de celebración, porque vivíamos nuestra primera jornada con una composición paritaria en la Mesa Directiva de la Institución que nos convoca.
En las jornadas del 2022 tuvimos un nuevo encuentro de celebración porque la paridad en la representación de los estamentos de la abogacía y la justicia llegó también al Consejo de la Magistratura de la Nación.
En este encuentro 2023, celebramos los avances de nuestros derechos en cuarenta años de democracia  con plena conciencia de la necesidad de reforzar nuestra lucha.  Las mujeres debemos redoblar esfuerzos para mantener el tema en agenda, impedir cualquier retroceso normativo y  avanzar hacia una paridad material o real en los espacios de toma de decisión.
En esa línea, debemos tener bien en claro algunas diferencias conceptuales para ser más eficientes en la concreción de uno de nuestros objetivos que no es ni más ni menos que materializar instituciones con democracia paritaria.
Para ello debemos tener en claro que la lista paritaria no asegura la conformación paritaria del cuerpo.  Y que la conformación paritaria  tampoco asegura igualdad en la toma de decisión.
En el número 6 de la Revista argentina de derecho electoral, dirigida por la Dra. Alejandra Lazzaro, se publica un excelente trabajo de Irune Aguirrezabal Quijera cuyo título “[h]acia la paridad o la democracia paritaria?” que nos invita a la reflexión.  En aquellos espacios en que la integración de los cuerpos es paritaria, las mujeres participamos en paridad en la toma de decisión?
Sin duda la paridad es un presupuesto para alcanzar la democracia paritaria, pero no es condición suficiente.  Es que como bien se señala en el artículo referido “en tanto no se logre desanudar esa cultura política basada en patrones patriarcales, los niveles institucionales y las políticas públicas van a ser disputadas por las resistencias culturales y políticas”.
Hay un viejo refrán que dice que “la caridad bien entendida comienza por casa”.  Siendo el ámbito de la abogacía organizada el que nos reúne, me propongo reflexionar que tan igualitaria es nuestra participación en la toma de decisiones de nuestras instituciones.
Entrando en el análisis de la participación de las abogadas en la conducción de las instituciones de la abogacía podemos señalar que al igual que ocurre en la mayoría de los espacios, no hay exclusiones formales que justifiquen su baja participación.  Sin embargo esa igualdad formal no alcanza para que accedamos a espacios de decisión en condiciones de igualdad con los abogados.
Observamos como dato relevante que si bien aumenta la cantidad de instituciones presididas por mujeres, el número no resulta representativo en relación a la cantidad de abogadas matriculadas.  De hecho existe un importante número de colegios, al igual que la entidad que nos reúne, que nunca han sido presididos por una abogada.
Tampoco tenemos claro si en los casos en que hay normas sobre acceso paritario, esa representación luego se traduce en una participación igualitaria en la toma de decisión.
Repasando la historia de la institución que hoy nos convoca, observamos que ese acceso paritario a la conducción de FACA no fue posible hasta que no se implementó mediante la reforma del estatuto una acción positiva para su logro.
Era necesaria? Está claro que sí.  Hasta la implementación de la cláusula de paridad, la participación de las abogadas en la mesa directiva era insignificante y decreciente.
En la Asamblea en la que se resolvió la reforma del estatuto todas y todos coincidimos en las ventajas de una representación igualitaria, el matiz podía estar en la necesidad como imprescindible o simplemente en la conveniencia como aspiración.
Sin embargo, sobre lo que se apreciaba diferencias en el discurso era sobre las razones de la falta de aspiración o compromiso de las mujeres abogadas con la participación en los espacios de conducción de las instituciones de la colegiación.  Y allí escuchamos discursos de preocupación en que no se pudiera resolver la integración de la lista por la falta de aspirantes al cargo.
La realidad nos mostró y nos sigue mostrando que lejos estamos de esa situación.  Nuestras colegas son sumamente activas y se sienten en condiciones de asistir y circular por el país con la misma eficiencia que lo hacen los varones.  
Volviendo al repaso de la situación general de las instituciones de la abogacía, en la convicción que las normas sobre acción positiva no tienen vuelta atrás, nos surgen nuevas reflexiones. ¿Esta paridad formal nos parece suficiente? ¿Es razonable que sigan existiendo instituciones que nunca fueron presididas por abogadas? ¿Podemos convalidar que las mujeres sean excluidas de algunas o muchas decisiones que luego van a votar? La respuesta parece clara y  tal vez sea el momento de pensar en normas que permitan romper el techo de cristal y compromisos transversales que nos lleven a una paridad real.
Ahora bien, para seguir avanzando en la elaboración de nuevas normas necesitamos tener datos claros y precisos sobre la composición de la matrícula en cada jurisdicción, la existencia de cláusulas de acción positiva en Instituciones de la Colegiación, su efectivo cumplimiento, las proporciones de la integración de abogadas y abogados de los Consejos Directivos y sus mesas directivas, al igual que las presidencias.
Para esto necesitamos aprobar en la Institución que nos convoca la realización de un mapa de género de las instituciones de la abogacía, donde se hagan informes anuales que visibilicen lo que para nosotras es público y notorio que es la baja representación de las abogadas en las mesas directivas y la dificultad para la perforar el techo de cristal.
En síntesis propongo que trabajemos:
● en la elaboración del mapa de género de las instituciones de la abogacía
● avancemos en la paridad en la coordinación o dirección de las comisiones, institutos
● no sin nosotras en las actividades académicas,  espacios de investigación y decisión
Estas líneas están pensadas y escritas en la convicción que una democracia paritaria en las instituciones es la herramienta imprescindible para la construcción de instituciones inclusivas.
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