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Las opiniones son libres pero los hechos son sagrados
Por Carlos A. López De Belva

En una controversia pública entre Carlos Fayt y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, Carlos Fayt empleó esta frase.
Sobre la expresión, cuenta INFOBAE, el 13 de junio de 2013 lo siguiente:
“La frase se remonta a casi un siglo atrás, cuando el matutino inglés The Guardian celebraba su centenario, en 1921. El entonces editor Charles Prestwich Scott –quien llevaba 50 años trabajando en el periódico al momento de la celebración¬– fue el encargado de redactar el artículo ‘Cien años’, que con el tiempo se convirtió en un manifiesto en defensa de la libertad de expresión.
C.P. Scott – quien además de periodista fue miembro del Parlamento inglés– no sólo dejó para la posteridad la tan conspicua frase –‘Comment is free, but facts are sacred’–, sino que todo su escrito trascendió por sus lúcidas consideraciones en torno a la práctica del periodismo.
En 2002, The Guardian reeditó la pieza, en la que pueden leerse las siguientes consideraciones:
‘Un diario tiene dos caras. Es un negocio, como cualquier otro, y tiene que pagar, en el sentido literal, para vivir. Pero es mucho más que un negocio; es una institución; refleja e influye en la vida de toda una comunidad; afecta incluso destinos más amplios. Es, a su manera, un instrumento de gobierno’.
‘Ni en lo que se da, ni en lo que se deja de dar, ni en el modo de presentarlo debe el rostro límpido de la verdad sufrir ningún mal. El comentario es libre, pero los hechos son sagrados’.
‘Una de las virtudes, tal vez la virtud rectora, de un diario es la independencia. Cualquiera sea su posición o ideología, cuanto menos debe tener su propia alma’".
Habría que ver si hoy, unos cuantos años después que el maestro así argumentara, los sagrados hechos permiten sostener, de buena fe, el aserto.
En la ecuación, para que se afirme y se sostenga la libertad de las opiniones, éstas tienen que tener vinculación con los hechos sagrados. Vale decir, si no se basan en hechos sino en inventos, no son opiniones, son mentiras.
Y tanto o más importante que el derecho de libre expresión es la garantía de la ciudadanía de acceder a información verídica y no a falsedades que la desinformen y manipulen su pensamiento y decisiones.
En aquella época las fake news no eran moneda corriente, o tan corriente, al menos.
En los tiempos que corren, es habitual tergiversar los hechos y nunca rectificarse. Perdida la sacralidad de los hechos cede la libertad de las opiniones.
Es impostergable la existencia de una código de ética de los periodistas y una institución seria encargada de su aplicación, sin incurrir en desviaciones corporativas como se dan en la actualidad en que la que existe sale en defensa de presuntos extorsionadores argumentando agresiones a la libertad de prensa.
Yo dudo seriamente que hoy por hoy se pueda sostener que las opiniones libres se adecuen a los sagrados hechos.
De las dos funciones que The Guardian reconoce a los medios de prensa: ser un negocio pero más una institución que refleja la vida de una comunidad pareciera que sí son un negocio, un instrumento de política partidaria que no reflejas sino más bien distorsiona la realidad de esa comunidad.
Periodistas se encuentran sometidos a procesos judiciales por presuntas vinculaciones con servicios de inteligencia, extorsiones, espionaje y demás actividades que nada tienen que ver con la actividad periodística seria y honesta.
Esta es mi opinión que; por tal es libre, y que creo se ajusta a la sacralidad de los hechos


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